La Pascua es el día más importante del cristianismo, pues se festeja la resurrección de Jesús, el hijo de Dios.
(Lea también: Judas Iscariote: el apóstol que traicionó a Jesucristo)
En otros países de occidente también se le conoce como Pascua Florida, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria.
Esta marca el final de la Semana Santa. A la Semana Mayor le sigue un período de cincuenta días llamado Tiempo pascual, que termina con el Domingo de Pentecostés que es el día en el que se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de las actividades de la Iglesia. Por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad.
El Domingo de Pascua es una celebración que no se fija en relación al calendario civil y durante este día se celebran en distintos lugares del mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas.
Las costumbres del Domingo de Resurrección varían en todo el mundo cristiano, pero la decoración de los huevos de Pascua es algo común en muchos países del mundo occidental.
Religiosamente y entre el cristianismo, la Pascua comienza en la noche del Sábado de Gloria con una ceremonia llamada Vigilia Pascual.
Así pues, la liturgia más importante del año se inicia con la bendición del fuego pascual en la oscuridad total, la iluminación del cirio pascual (símbolo de Cristo resucitado) y el canto del Exultet (o pregón pascual), atribuido a san Ambrosio de Milán.
Después se leen numerosas lecturas del Antiguo Testamento: pasajes como las historias de la creación, el sacrificio de Isaac, el cruce del Mar Rojo y la anunciada venida del Mesías. Esta parte del servicio religioso culmina con el canto del Gloria y del Aleluya y con la proclamación de la Resurrección según el Evangelio.